lunes, 3 de septiembre de 2012

El Francisco Antonio Zea, un colegio que sabe vivir la ruralidad


El Francisco Antonio Zea, un colegio que sabe vivir la ruralidad

Última actualización en Viernes, 17 Agosto 2012 14:51
Con el propósito de conservar vivas las tradiciones rurales y concienciar a los estudiantes sobre la sana alimentación, la Sede B del Colegio Francisco Antonio Zea desarrolla un proyecto para que los estudiantes siembren, cosechen, cuiden y disfruten de sus propios alimentos
Después de dos meses de haber plantado sus semilleros en pequeños cajones, los y las estudiantes se disponen a trasplantar sus productos a la huerta, una pequeña área de tierra con la cual un padre de familia se suma a este proyecto escolar. La iniciativa pedagógica busca conservar la tradición de la siembra (tan característica en Usme), para que no se pierda con las nuevas generaciones. 
Ya en la huerta, cada estudiante se encarga de trasplantar a tierra firme la planta que cuidó con el propósito de convertirla en una hortaliza libre de químicos, cultivada con sus propias manos y apta para el consumo en unos meses.



Fresa, pepino, remolacha, zanahoria, lechuga, cilantro, espinaca, y plantas ornamentales hacen parte de esta granja que es cultivada y cuidada por los 250 niños de primaria que estudian en el Francisco Antonio Zea, quienes en sus clases de ciencias naturales reciben la información de por qué es importante mantener una sana alimentación y conocen recetas que prepararán con sus productos.
“La propuesta nace de la necesidad de nutrición de nuestros niños, quienes a pesar de tener todo a su disposición por su entorno rural, no tienen esa sensibilización hacia la buena alimentación, aquí desarrollan los sentidos, la oralidad la escritura, este es otro ambiente de aprendizaje, es compartir entre ellos, es no olvidar cultivar, es vivir el aprendizaje colaborativo” aseguró la profesora Aura Lucía García, quien fue la primera en dar ejemplo al plantar su propia lechuga.
Además de sus semillas y sus plantas, cada estudiante lleva un ‘cuaderno viajero’ en el que plasman la experiencia vivida durante la jornada de siembra, y que sirve como bitácora en todo el proceso de crecimiento de las plantas. Una vez los cultivos den frutos, los estudiantes investigarán recetas que puedan preparar con ellos y harán un festín gastronómico en el colegio con productos cultivados con sus mismas manos. 

En Italia, fue presentado proyecto de Usme que recupera espacios verdes desde el aula


En Italia, fue presentado proyecto de Usme que recupera espacios verdes desde el aula

Última actualización en Jueves, 19 Julio 2012 14:13


Con lombricultivo, agricultura urbana y jardinería recuperan las zonas verdes del colegio Francisco Antonio Zea, y resignifican las relaciones con las tradiciones, prácticas y saberes de la ruralidad. El proyecto con reconocimiento nacional ya se expuso exitosamente en Nápoles (Italia). 

Aunque suene extraño, en el colegio distrital Francisco Antonio Zea, estudiantes y maestros tuvieron que ponerse a la tarea de recuperar los espacios verdes. Si bien es cierto que esta institución queda en una zona en la que la cultura rural está latente en cada rincón, más cierto es que en Usme el crecimiento de la zona urbana a reinventado las relaciones entre sus gentes y el espacio que habitan. 

Ejemplo de ello es la sede principal del colegio que lleva el nombre del científico y político antioqueño, que desempeñó un importante papel en el periodo independentista y en la expedición botánica. Allí, justo detrás del hospital, en el límite nororiental del casco urbano de Usme, las aulas, canchas y oficinas dejaron rezagado el verde que imponente bajaba de las montañas, pues la infraestructura redujo a pequeños cuadros rodeados de cemento las zonas verdes de este extremo del pueblo. 

Recuperan el suelo

Preocupados por el riesgo de desarraigo frente a la cultura rural que suscita la arquitectura urbana del Francisco Antonio Zea, y especialmente por el abandono en que se encontraban esos pequeños espacios destinados para zonas verdes, Gina Hernández y Félix Velandia, docentes de ciencias de esta institución, se dieron a la tarea “aprovechar el conocimiento que tienen los estudiantes que provienen de la zona agraria”, para con técnicas de aprovechamiento y optimización del uso del suelo, “vincular a la comunidad urbana, rural y agraria que compone la comunidad educativa” en un proyecto de aula ambiental interdisciplinario. 

Con el apoyo económico del proyecto Transformative Research Activities Cultural Diversities And Education In Science (TRACES), de la Unión Europea y la Universidad Pedagógica Nacional, donde la profesora Gina adelanta estudios de maestría, se desarrolló la fase del lombricultivo, la cual implicó “caracterizar la lombriz de tierra y los beneficios que trae al suelo, el desarrollo del lombricultivo, definiendo los factores biológicos, físicos y químicos óptimos para su sostenimiento, y el mantenimiento”. En palabras de Sebastián Romero, estudiante de grado séptimo, “nos toca mantener controladas condiciones como PH, temperatura y humedad con el movimiento y poniéndoles bolitas de papel, y dándoles de comer el estiércol”, para que la reproducción de la lombriz y la producción de Humus se dé en óptimas condiciones. 

Los espacios recuperados

En el desarrollo del lombricultivo tuvieron que recuperar un espacio olvidado en el rincón del colegio, que se venía utilizando de cuarto de San Alejo, limpiarlo de escombros y basura. Pero una vez tuvieron el Humus, el abono, pasaron también a recuperar una de esas jardineras olvidadas en el patio central. Limpiaron el recuadro rodeado de cemento, lo abonaron con el producto del lombricultivo, y dieron en padrinazgo a cada curso sectores de la jardinera para sembrar plantas aromáticas y de flor que hoy engalanan la zona de recreo. 

Los sábados, al menos una vez por mes repiten la jornada de abono en las zonas recuperadas. Entre semana visitan a las lombrices para monitorear y documentar su desarrollo, y ahora, como la producción de Humus no se detiene, desarrollan en botellas pet, botellas de gaseosa o agua, semilleros de agricultura urbana que en cuestión de semanas darán la primera cosecha de lechuga crespa orgánica. 

Tal ha sido el éxito de este proyecto de aula, que sus promotores fueron seleccionados en el encuentro nacional TRACES, entre propuestas de Barranquilla, Yopal, Santa Marta, Bogotá, entre otros, para representar al país en el encuentro internacional que se llevó a cabo del 9 al 13 de abril en la ciudad de Nápoles, en Italia.

En el colegio Francisco Antonio Zea orientan el proyecto más importante, el proyecto de vida


En el colegio Francisco Antonio Zea orientan el proyecto más importante, el proyecto de vida
Última actualización en Viernes, 13 Julio 2012 16:33
Con una potente batería de pruebas psicométricas y talleres psicológicos de autoconocimiento, el Departamento de Orientación de este colegio de Usme busca asegurar el éxito de los proyectos de vida de 94 estudiantes de undécimo.

El colegio Francisco Antonio Zea, el único que funciona en el casco urbano de lo que fue el pueblo de Usme, logró estructurar en 2012, con profesionales de planta, uno de los departamentos más importantes para la gestión integral del proceso educativo, el Departamento de Orientación.

Las profesionales en psicología María Cristina Vanegas y Angélica Lucía Ladino, llegaron para aportar sus conocimientos y para ayudar a poner al día a la institución en la ejecución de proyectos transversales como el de socioafectividad, sexualidad, proyectos de vida y buen trato.

Ahora bien, ese “poner al día al colegio” se ha convertido en un importante ejercicio de consolidación de procesos integrales de acompañamiento psicológico, que Yuli González del grado 1101, resume cuando dice que “Nos están ayudando a ir hacia lo que nuestra vida necesita”.

Proyectos de vida


Con el convencimiento de que “para planear el futuro hay que organizar el presente”, Angélica y María Cristina organizaron, con apoyo de la Rectoría, dos herramientas integrales con el fin de ofrecer a quienes egresan en 2012 de la institución, una orientación integral para tomar “decisiones acertadas, sobre su vida en el corto, mediano y largo plazo”.

Se estructuró entonces un plan de orientación vocacional que comprende la medición psicométrica de aptitudes, factores de personalidad, intereses y preferencias profesionales, con las pruebas 16PF – IPP –BAD y G; y la indagación y autoconocimiento con talleres que permiten explorar las inteligencias múltiples, caracterizar los estilos de aprendizaje e identificar debilidades, oportunidades, fortalezas y retos.


Para las orientadoras esta es una oportunidad de propiciar ese espacio que los propios estudiantes nunca se dan, el espacio de pensarse y reflexionarse. Y así lo reconoce Andrés Styles, un estudiante que está decidiendo entre estudiar derecho o música, pues él cree que sí le va a servir para tomar una decisión el “reconocer nuestra personalidad y nuestras aptitudes”.

En el mismo sentido se pronunció Ángela Aparicio, la personera de la jornada mañana, quien afirma que “Esta es una ayuda, pues yo todavía no me he decidido por una carrera, estoy entre arquitectura, geología o ingeniería civil, entonces creo que con esto podré escoger mejor”.

Conocer sus potencialidades y capacidades les permitirá a estos 94 estudiantes de las jornadas mañana y tarde, alcanzar una visión de sí mismos que les ayude a reflexionar, de acuerdo a su entorno y su estilo de vida, sobre la importancia de aceptar y valorar sus particularidades de personalidad y de habilidades, para la escogencia de su proyecto de vida adulta.

El material

Para el desarrollo del proceso cada estudiante cuenta con una carpeta institucional con dos capítulos claves: El primero, el perfil propio (donde estarán cruzadas las pruebas psicométricas de personalidad, aptitudes y competencias e intereses), y en segundo lugar, los talleres y los instrumentos de Orientación Vocacional, que irán trabajando paulatinamente las aptitudes, los aprendizajes, las actitudes frente al conocimiento y las expectativas que los adolescentes tienen con respecto a su futuro laboral, ocupacional y profesional.

Con este modelo humanista que se impulsa desde las organizaciones de orientadores, y con el cual se implanta en este colegio un esquema de orientación centrado en el autoconocimiento del estudiante, el Francisco Antonio Zea se pone al día con los estudiantes y sus familias, y se proyecta desde ya como una institución que ofrece educación pertinente e integral, desde el afecto.